Transitando la Ruta Nacional N°38, hacia el lado de la montaña, cruzando el Valle, se puede observar sobre sus laderas, algunas construcciones de estilo Europeo, las mismas en perfecta armonía con el paisaje circundante.
Entre estos edificios de destaca el ex Hospital Neuro psiquiátrico Santa María del Valle de Punilla.
Este forma parte de un conjunto de edificios que fueron construidos y conocidos como la “Estación Climatérica Santa María”, ubicado en la localidad de Santa María de Punilla, esta localidad, adquirió renombre y reconocimiento a principios del siglo XX cuando ahí le construyó el hospital y la colonia destinada a albergar y tratar a los enfermos de “Tuberculosis”.
En la localidad de Cosquín, al llegar al boulevard principal y doblando hacia el puente que cruza el valle, se asoma una calle con una impresionante arboleda que genera un túnel de sombra impresionante, tanto en verano como en invierno digno de recorrer, al final del mismo nos chocamos con el Hospital Santa María de Punilla.
Posado en las laderas de las “Sierras Chicas” se encuentra el conjunto hospitalario y colonia pero se destaca el frente impactante del Hospital Santa María de Punilla, casi como una postal solitaria desde que fue construido en el año 1900 gracias a las gestiones y al ímpetu del Tisiólogo Doctor Fermín Rodríguez, en tiempos en la que la tuberculosis era un flagelo mundial.
El sitio para su construcción de decidió gracias a un préstamo otorgado por el gobierno nacional de aquel entonces; las condiciones climáticas en esa zona son ideales para el tratamiento de tan terrible enfermedad.
El doctor Rodríguez pudo sostenerlo apenas una década, pero semejante complejo exigía mucho presupuesto con lo cual se le hizo imposible seguir adelante con esta obra, motivo por el cual el gobierno nacional lo adquirió y amplió sus instalaciones ante la gran demanda de enfermos que llegaban de todo el país.
Así cumplió su función para el tratamiento de la tuberculosis hasta el año 1968, cuando los antibióticos y la nueva vacuna lograron frenar la enfermedad. A partir de ese año el establecimiento se destinó a Centro de Internación Neuro Psiquiátrica.
Se lo ha conocido como el neuro psiquiátrico más cruel que ha existido en la República Argentina, se comenta que el trato (el mal trato) a los internos era de extremada crueldad y que los familiares llevaban a los enfermos ahí para “morir” prontamente.
Luego a mediados de los años 70s el edificio principal en cuestión es prácticamente abandonado para su uso pseudo terapéutico y es tomado en custodia por el gobierno militar de la última dictadura que gobernó nuestro país entre los años 1976 y 1983 y por esos años el edificio funcionó como un centro clandestino de detención y tortura.
Desde 1983, está en manos del gobierno de la Provincia de Córdoba, en un predio de 400 hectáreas dónde también hay otros edificios. En la actualidad en muchos de estos edificios funcionan dependencias del gobierno provincial como en el centro de Excelencias en Productos y Procesos (CEPROCOR) dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba; muchos de los otros edificios parecen detenidos en el tiempo en estado de abandono.Entre tantos aparece una estación de servicio YPF de mediados del siglo XX, una verdadera postal del pasado.
Nuestro edificio en cuestión aún nos muestra sus amplias galerías y pabellones, por entonces separados para hombre y mujeres, en dichas galerías tomaban sol y respiraban el aire puro de las sierras para mitigar la enfermedad pulmonar por la que ahí se encontraban internados. El complejo recibe el suministro de agua gracias al dique Las Higuieritas, construido por Carlos Casaffousth en el año 1889.
El hospital llegó a albergar 1500 pacientes y más de 800 empleados en sus años de esplendor.
Tanto la región como el mismo edificio del hospital, fueron producto de innumerables leyendas. El famoso director de cine Leopoldo Torre Nilsson fue quien eligió al mismo como escenario para el rodaje del filme “Boquitas pintadas”, basado en la novela de Manuel Puig, con un elenco integrado por Alfredo Alcón, Cipe Lincovsky, Luisina Brando y Marta González.
El personaje principal, interpretado por Alcón, se enfermaba y era internado en el Hospital colonia Santa María.
Otra historia tuvo como protagonista al boxeador Justo Suárez, “El Torito de Mataderos”, campeón Argentino de peso liviano de la década de 1920. Ganó todos los premios en su especialidad y luego probó suerte en Estados Unidos donde en cuatro meses ganó cinco peleas. Al regresar al país, enfermó de tuberculosis e ingresó al Hospital Santa María de Punilla. No se sabe dónde fue el sitio de su muerte con tan solo 29 años, algunos dicen que fue en Cosquín y otros dicen que fue en Santa María, un detalle, ya que apenas son tres kilómetros los que separan a ambas comunidades.
El ídolo popular, nacido en la mayor de las pobrezas y que alcanzó a ser estrella para luego abordar el ocaso, tuvo su merecido reconocimiento: el cantante de tangos “Charlo” grabó “Muñeco al suelo”, inspirado la vida del púgil; fue protagonista del relato “Torito”, de Julio Cortázar, en Final de Juego; una calle y una plazoleta llevan su nombre, y en la década de 1950, Héctor Oesterheld hizo una historieta llamada El Indio Suárez, inspirada en el gran boxeador argentino.
Hoy el edificio del hospital se encuentra en pie, en muy mal estado edilicio como lo registra el presente reportaje fotográfico, sus pasillos, sus pabellones, sus muros, guardan historias del pasado, un pasado quizás tortuoso y también tenebroso. Estos muros, incólumes, son mudos testigos de una parte importante de la historia de la Provincia de Córdoba, que permite al visitante elucubrar sus propias historias y sus propias fantasías al recorrer sus galerías, pabellones, habitaciones y entorno.
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