20/3/11

Arquitecto Jorge Scrimaglio

Iglesia Antonio Marih Gianelli
1966 - 1973. Esmeralda 2840. Barrio La Tablada. Rosario


En una arquitectura codificada todos sus elementos tienen una naturaleza interna o propiedades intrínsecas que que lo hacen ser tales.
Es decir, una ventana es siempre una ventana, una puerta es siempre una puerta, un techo, un techo.
Cada uno de ellos es un sujeto del enunciado dotado de un significado relativo: y esos significados relativos se conbinan en un sujeto de la enunciación.
En la arquitectura de Scrimaglio, por lo contrario lo que se pone en juego no son estos elementos, sino ladrillos, simples unidades aritméticas cuya función es anónima, colectiva, de tercera persona.
"El" ladrillo es un elemento no subjetivado que no tiene propiedades intrínsecas sino de situación: "el" puede ser piso, techo, escalera, ventana, eventualmente muro, de acuerdo al lugar que ocupe en el espacio. En esta escasez de recursos, la obra encuentra su riqueza y su unidad en la multiplicidad, puesto que ella lo uno es uno y todo a un tiempo.
"El" (el insistente ladrillo) construye, rompe, cubre, bordea, sube, baja, sostiene, retiene, soporta, se ausenta, desaparece sin alterar la unidad. Pero la unidad real mínima no es el ladrillo en sí, sino más exactamente su comportamiento en el tejido (en el texto) que como un punto solo entrelazado con los otros, donde el detalle es indistinguible del conjunto, es decir podríamos basarnos en la excepción, para construir el sistema. "El" (el ladrillo) es de esos personajes (puede ser el héroe y el mayordomo) que aparecen y desaparecen en la trama, sólo cuando es necesario para que se cumpla el destino.
"El" Scrimaglio es como es escritor que busca en la etimología el sentido oculto de las palabras; va al origen y si dice puerta, dice porta, paso, análogo de poro, poros que se encuentran en las pieles del teje; no dice ventana, dice abertura y las hace dentro de esta trama tal como ella se lo propone, esto es, las realiza como los espacios que dejan los puntos entre sí, espacios por los que se constituyen a su vez. Esta búsqueda de la originalidad no termina en el hallazgo de lo novedoso, sino en el encuentro del origen no solo de los elementos que los crea, sino el origen de sí; a propósito de ello. Bioy Casares cuenta que al principio pretendía ser original en sus textos hasta que se dio cuenta que siendo uno mismo era original, ya que todos somos únicos.
Su negativa a subordinarse a argumentos jerárquicos procede de la misma renuncia a privilegiar un elemento sobre otro. El resultado no es un caos, sino que constituye un modelo dialéctico que construye y destruye las pautas del texto, sin promover el engaño pero tampoco imponiendo la verdad aunque esta se adivine, necesitando siempre la complicidad del lector atento para accionar la máquina célibe.
Esta actitud (la de Scrimaglio) es la que hace de la arquitectura un lugar de pensamiento, lugar al que no se puede entrar impunemente, donde no hay garantías, pero donde una vez que se entra no se quiere salir (o no se puede).

Arquitecto Rafael Iglesia

Fuente:  Revista 041 #01




HACER CLICK EN LA FOTOGRAFÍA PARA AMPLIAR






























Desde su aparición con aquel recordado stand de maderas para la librería del ateneo de la vieja facultad, se lo ha identificado en la línea Wrightiana, cuando él las referencia a esa arquitectura son un pre-texto.
No me parece un autor fácil, su texto, es un modo de operar. Scrimaglio es un "clásico". Aquel que suprime lo corriente del tiempo, aquel que salva la separación entre momentos, entre "entonces" y "ahora", aquel para quién en todo instante cabe la totalidad del tiempo.... Para el clásico no hay memoria, símbolo, alegoría: él vive en un mundo de presencias continuamente inauguradas. J. Quetglas.
Es solamente desde esta posición, siendo un clásico que en sí cuarenta años de arquitectura construidas con su invariable convicción, ignora el tiempo, modifica su direccionalidad con una arquitectura permanente, sin concesiones ni flaquezas. Y la última obra, la casa Siri, quizás sea la mejor.
Su arquitectura no es una búsqueda formal ni estética. Las formas resultantes son consecuencia directa de lo estructural, de lo estratégico. Sus estructuras son desafiantes, de riesgo, al límite de rotura; en ese caso hubo un error en la elección del material o la técnica no era la adecuada, y se insiste. En sus más de veinte obras construidas nos sorprende, por únicas e irrepetibles, por la conveniencia de los materiales entre sí, por la enorme capacidad de invención en el lenguaje, con esa condición de heterotopías de inquietar, de impedir la sintaxis, de nombrar la cosas comunes.
Scrimaglio es un arqutiecto diferente, primitivo, es un escultor de espacios a los cuales va manipulando desde adentro mismo, quitando, corriendo, pensando y repensando, sobre lo mismo y lo otro, soportando el tiempo, sin dibujar lo que no se puede dibujar, en la misma sintonía del artista.


Arquitecto Marcelo Villafañe

Fuente: Revista 041 #01

4 comentarios:

  1. Walter, tremendas fotos. Te Felicito.
    Esta obra merecia que la retraten con calidad.
    Saludos.

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  2. Gracias por tu comentario, me alegro que sirvan para difundir la obra de Scrimaglio.

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  3. Aplausos para la obra y el artista fotografico.
    Fede M

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  4. ZARPADISIMAS LAS FOTOS WALTER!!!!!!!!

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